Una reflexión final: los condicionantes de las prácticas deportivas en los comienzos del siglo XXI

10. Una reflexión final: los condicionantes de las prácticas deportivas en los comienzos del siglo XXI

 

En los capítulos anteriores hemos procedido al análisis de la variada y rica información empírica que ha proporcionado la encuesta sobre los hábitos deportivos de la población española correspondiente a 2005, tratando en todo momento de mantener la perspectiva diacrónica que hace posible el hecho de ser la sexta de una serie de encuestas quinquenales que se iniciaron en 1980. Aunque los datos que ofrecen estas encuestas tienen una clara orientación empírica, el pensamiento teórico ha guiado en todo momento el diseño de la investigación y la interpretación de los resultados dado que el sistema deportivo, como parte integrante del sistema social, sólo puede entenderse en su cambiante estructura enmarcándolo en el modelo de cambio social que sigue el conjunto de la sociedad.

Transcurridos cinco años desde que se realizara la encuesta de 2000 y se publicaran sus resultados, el conjunto de la sociedad española ha continuado mejorando el nivel de su desarrollo económico hasta convertirla en la novena economía del mundo en 2005, y paralelamente a este desarrollo han continuado el avance del proceso de posmodernización y la difusión de valores posmodernos en segmentos cada vez más amplios de población. Unos valores que impulsan nuevas formas de practicar y vivir el deporte, con su énfasis en comportamientos de carácter recreativo y en la búsqueda de nuevas experiencias, más allá del deporte federativo tradicional orientado al entrenamiento disciplinado que prepara para la competición deportiva reglada.

Como actividad de tiempo libre, el deporte se ha convertido para muchos ciudadanos en pasatiempo muy apreciado e incluso en bastantes casos dominante, y para la totalidad de la población ha pasado a ser un importante producto de consumo de masas, en su doble manifestación de espectáculos deportivos omnipresentes en los medios de comunicación y en la vida cotidiana de pueblos y ciudades, y como consumo de artículos deportivos  -vestido, calzado, equipamiento- para su uso personal y familiar.

Aunque el avance de los procesos de globalización en el deporte está conduciendo a la difusión de unas formas espectaculares de presentar y vivir el deporte que son cada vez frecuentes y comunes en la mayor parte de los países, las peculiaridades de cada sistema deportivo local-nacional no están desapareciendo. Más bien al contrario, lo global del deporte refuerza y matiza lo local de cada sistema deportivo, ya que la cultura deportiva de cada ámbito local -bien se trate se ciudades, regiones o países enteros- absorbe las manifestaciones globales del deporte y las transforma en características que le son propias.

El deporte de alta competición en España ha crecido de forma que podríamos calificar de espectacular. La celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 representan el arranque de una nueva etapa en la que la presencia de deportistas y equipos deportivos españoles en los puestos privilegiados de las grandes competiciones internacionales, bien sean Juegos Olímpicos, Campeonatos del Mundo o Europeos de las diferentes modalidades deportivas, se ha convertido en algo casi cotidiano. Y por lo que se refiere al deporte profesional, especialmente al fútbol, las ligas españolas se han situado entre las que movilizan mayores recursos económicos en el mundo.

Por lo que se refiere a las prácticas deportivas de la población española, ha continuado el crecimiento del número de practicantes en las dos últimas décadas, aunque ya tuvimos ocasión de constatar la ralentización del ritmo de crecimiento del número de practicantes en la encuesta de 2000. Una ralentización que se debe en buena medida a que la socialización en la práctica deportiva que se ha convertido en prácticamente obligatoria para toda la población por el propio carácter obligatorio de la Educación Física y Deporte en el sistema escolar, se ve alterada por el abandono de las prácticas deportivas a edades cada vez más jóvenes, con lo que en un momento dado, como ya tuvimos ocasión de comprobar en las encuestas de 1995 y 2000, es mayor el número de españoles que a pesar de estar interesados en el deporte y de haberlo practicado con anterioridad, han dejado de practicarlo por razones de estudio, trabajo y situación familiar, que el número de los que en esos momentos siguen haciendo deporte con regularidad y frecuencia.

Un abandono que es temporal en muchos casos, cuando se superan las situaciones que impedían o dificultaban la práctica deportiva, pero que también está relacionado con la debilidad de la cultura deportiva y, en particular, del asociacionismo deportivo, que condicionan el bajo nivel de consistencia de los hábitos deportivos de la población. Sin embargo, conviene añadir de inmediato para no transmitir una imagen demasiado negativa de las prácticas deportivas de la población, que la mejora de los equipamientos deportivos públicos y privados viene favoreciendo no sólo la práctica deportiva de segmentos de población que no habían tenido ocasión en épocas anteriores de hacer deporte, como también la mejora de la calidad y diversidad de las prácticas deportivas que se llevan a cabo, y que reducen en muchos casos los periodos de abandono de dichas prácticas.

Dado que las características de los factores de índole socioeconómica que han continuado impulsando el cambio social en la sociedad española en el periodo transcurrido entre 2000 y 2005, han sido una mera continuación, en clave positiva, de las manifestaciones materiales que prevalecieron en la década anterior, los resultados de la presente encuesta de 2005 han permitido confirmar la hipótesis que guió el diseño de esta investigación y el análisis de sus resultados. Y es que los hábitos deportivos de la población española transcurridos cinco años desde que se produjera el cambio de siglo y de milenio, son en buena medida una mera continuidad de los hábitos detectados en la encuesta de 2000, con escasos puntos de discontinuidad más allá de los que cabe anticipar por el avance de los valores posmodernos -maximización de la eficiencia económica por un lado y del bienestar individual por otro-. Y todo ello en un contexto social en el que la sustancial mejora del bienestar económico de buena parte de la población española, no ha venido acompañada, sino más bien al contrario, de una mayor disponibilidad del tiempo libre necesario para el disfrute del ocio deportivo, ni de un cambio sustancial en la débil cultura deportiva del conjunto de la sociedad española.

Como resultados más destacables de la encuesta de 2005 cabe señalar los siguientes, que se presentan en el orden seguido por los correspondientes capítulos, y siempre en comparación con los resultados de la pasada encuesta de 2000 y anteriores:

  • La actividad de ocio de índole cultural “ver deporte” ha experimentado un incremento superior al registrado por la actividad de ocio tipo físico “hacer deporte”.
  • Tanto el ver deporte como el hacer deporte han dejado de estas incluidas entre las diez actividades de tiempo libre realizadas con mayor frecuencia por la población, aunque el pasear con una orientación física y recreativa se ha convertido en la tercera actividad más frecuentada. Con todo, el hacer deporte continúa siendo una de las actividades de ocio más deseadas, muy por delante de ver deporte en tanto que espectáculo de masas.
  • Ante el avance de nuevas formas de emplear el tiempo libre tales como el ocio digital, la asistencia a centros comerciales y de ocio, y otros propios de las nuevas ofertas urbanas, la práctica de deporte como actividad de ocio encuentra nuevas dificultades por conseguir un espacio social propio y por la referida multiplicación de las ofertas de tiempo libre que acompaña al avance de los procesos de globalización y posmodernización.
  • El porcentaje de población interesada por el deporte se ha estabilizado en torno al 60%, que ya se había alcanzado desde hace dos décadas. Una estabilidad que no se corresponde con el crecimiento y mejora experimentados por el deporte espectáculo y de alta competición, ni con la mejora de la oferta pública y privada de instalaciones y equipamientos deportivos. Este hecho parece confirmar la hipótesis del efecto rechazo que produce en una parte importante de la población española, la presencia creciente del deporte espectáculo y profesional en los medios de comunicación y en la vida cotidiana de muchas ciudades.
  • Parecida estabilidad ha alcanzado la práctica deportiva de la población, el 37%, entre la población de 15 a 74 años, igual porcentaje que en 2000. Dado el crecimiento de la población española en el periodo 2005-2000, el número absoluto de practicantes ha aumentado un millón más, hasta alcanzar aproximadamente los doce millones y medio de practicantes.
  • Al agrupar a la población según su interés por el deporte y el grado de práctica, la categoría más numerosa continúa siendo la de los interesados que han practicado deporte pero en la actualidad no lo hacen, alrededor de 10 millones. Le siguen en importancia numérica la que integran los no interesados y que nunca han practicado, unos 7 millones, y  la formada por los interesados y que practican menos deporte del que quisieran, un poco menos de 7 millones. Los que practican suficiente deporte son un poco más de 5 millones.
  • El porcentaje de mujeres que hacen deporte ha crecido más que el de varones, 3% frente a 1%. Este resultado supone una ruptura en la tendencia registrada en pasadas encuestas, y apunta un prometedor acercamiento de las tasas de práctica deportiva femenina, el 30%, a las masculinas, el 45%.
  • La práctica deportiva de los jóvenes de 15 a 24 años se encuentra estabilizada en parecidos niveles a los de 1990, el 58%. En cambio, continúa mejorando el nivel de  práctica deportiva de la población de más de 45 años.
  • Continúa bajando el nivel de práctica deportiva en la España rural por el envejecimiento de la población, en tanto que sube ligeramente en las grandes ciudades.
  • Entre las generaciones más jóvenes, es significativamente mayor el porcentaje de población cuyos padres hacen o han hecho deporte que entre las generaciones de mayor edad. Dada la gran importancia que tiene la socialización deportiva siguiendo el modelo familiar, cabe esperar una mejora en las prácticas deportivas de la población con el recambio generacional. 
  • Continúan las diferencias importantes de práctica deportiva por Comunidad Autónoma de residencia, aunque se han acortado las distancias en los niveles de práctica deportiva entre las Comunidades Autónomas mejor situadas, tales como Navarra, Madrid, Cataluña, Rioja o País Vasco, y las peor situadas como Andalucía, Cantabria, Castilla La Mancha y Extremadura. Un acortamiento que se debe a la mejora significativa de los niveles de práctica de estas últimas, y al ligero descenso registrado por las primeras.
  • Se mantiene el incremento en el grado de frecuencia con el que se practica deporte, que es quizás el mejor indicador de la consolidación del hábito deportivo personal. Aproximadamente la mitad de los practicantes, varones y mujeres, hacen deporte tres veces o más por semana a lo largo de todo el año.
  • El porcentaje de los que hacen deporte de carácter competitivo continúa decreciendo hasta situarse en el 26%, en tanto que crece la práctica deportiva recreativa sin preocuparse de competir, que ya alcanza el 70%. Los varones hacen deporte competitivo en mayor proporción que las mujeres, el 41% frente al 14%.
  • La distribución de la práctica deportiva siguiendo la clasificación europea COMPASS, es análoga a la de 2000, y continúa situando a España entre los países europeos con niveles más bajos de práctica deportiva.
  • La natación recreativa se consolida como el deporte más practicado, ligeramente por delante del fútbol y muy por delante del tercer deporte más popular, el ciclismo recreativo. La gimnasia de mantenimiento en centro deportivo pasa ocupar el cuarto puesto, seguida por el montañismo y senderismo, el aeróbic y otras gimnasias de expresión corporal, la carrera a pie, el baloncesto, el tenis y el atletismo, que componen todos ellos la lista de los diez deportes con mayor número de practicantes.
  • Crece el número de modalidades deportivas que se practican con fines recreativos y no competitivos, en tanto que permanecen estables las modalidades deportivas orientadas a la competición reglada. Una destacada excepción a esta pauta la ofrece el fútbol, que continúa siendo el deporte más practicado como competición y el segundo más practicado como recreación, a continuación de la natación.
  • Ha aumentado en dos unidades porcentuales el número de practicantes que hacen deporte por su cuenta, esto es, por iniciativa personal fuera de toda regulación asociativa, hasta alcanzar el 68%. El porcentaje de practicantes integrados en un club, asociación, organización o federación deportivos desciende ligeramente, hasta situarse en el 24%. También desciende el porcentaje de los jóvenes que realizan deporte escolar.
  • Ha descendido el porcentaje de los practicantes que poseen licencia federativa, que representan el 17%, tres unidades porcentuales menos que en 2000. Aunque el número absoluto de licencias federativas ha crecido en los últimos años -tres millones en 2004 frente a dos millones y medio en 1999-, dado que el aumento también en números absolutos de los que hacen deporte ha sido de más de un millón de nuevos practicantes en dicho periodo, el correspondiente porcentaje de practicantes con licencia federativa registra la referida disminución.
  • Se ha incrementado en cuatro unidades porcentuales el número de los que pertenecen a algún club, gimnasio o asociación deportiva orientados a la práctica deportiva de sus asociados, hasta alcanzar el 20%. El mayor incremento se ha producido entre los que son abonados o usuarios de una asociación deportiva municipal, seguido de los inscritos en gimnasios o centros deportivos similares, y en tercer lugar de los socios de un club privado.
  • La presencia del asociacionismo deportivo en las Comunidades Autónomas es muy diversa, oscilando entre el 42% de población asociada en Navarra, el 35% en Cataluña y el 33% en Madrid, como Comunidades con niveles más elevados de asociacionismo, y el 18% de Castilla-La Mancha y Murcia, y el 13% de Extremadura, como Comunidades con los niveles más bajos.
  • Por lo que se refiere a la dimensión subjetiva y valorativa del deporte, el objetivo de estar en buena forma, de mantener un peso corporal adecuado y buena apariencia corporal, se ha disociado del objetivo de ser un buen deportista de competición. Como consecuencia del avance de los valores posmodernos, y de las propias transformaciones del sistema deportivo, el deporte de competición se encuentra cada vez más asociado a valores de éxito, riqueza y notoriedad social, mientras que las prácticas físico-deportivas recreativas se asocian al objetivo de la buena forma física, junto a otros valores que determinan una vida familiar y personal estable e integrada socialmente.
  • No ha variado en los últimos años el porcentaje mayoritario de población que considera que el deporte engloba a todas las prácticas físico-corporales realizadas tanto con carácter recreativo como competitivo. Desde que se introdujera esta pregunta en la encuesta de 1995, siguiendo la definición de deporte acordada por el Consejo de Europa, tres de cada cuatro españoles se identifican con ella.
  • El significado que de forma mayoritaria más se aproxima a lo que la población española entiende como deporte, es el de una actividad que permite adquirir, mantener o mejorar la forma o condición física. Otros significados asociados con la cultura deportiva tradicional europea de un deporte competitivo, reglado y asociado, tales como ser un factor educativo que contribuye a formar el carácter, a vivir más intensa e ilusionadamente, a ser una válvula de escape o una oportunidad de relación social, son claramente minoritarios, tal como lo han venido siendo en las encuestas anteriores.
  • Tiende a ser cada vez más dominante, en consecuencia con dicha forma de entender el deporte, la dimensión que más gusta del deporte que no es otra que la de permitir la adquisición de una buena forma física. Otras dimensiones que más gustan del deporte, aunque citadas en mucha menor proporción, son el ambiente de diversión y entretenimiento, la relación con amigos, y todavía a mayor distancia, la de ser una forma de educación y una oportunidad para experimentar la naturaleza. El carácter competitivo y espectacular del deporte es cada vez menos citado, sólo el 5% y el 6% respectivamente, frente al 6% y 9% en 2000.
  • Los motivos que conducen a la práctica deportiva son una consecuencia lógica de una cultura deportiva conformada principalmente por las anteriores formas de entender lo que es deporte y lo que más gusta de sus prácticas y manifestaciones. Ha aumentado en dos unidades porcentuales, hasta alcanzar el 60%, el número de los que señalan que su motivo principal es el poder hacer ejercicio físico. Otros motivos citados en menor proporción pero que también han aumentado son la búsqueda de diversión y entretenimiento, la mejora de la salud y por mantener la línea. Disminuye en una unidad porcentual, hasta situarse en un reducido 3%, los que afirman que hacen deporte porque les gusta competir.
  • Entre los jóvenes de 15 a 24 años el motivo principal por el que hacen deporte es por diversión y pasar el tiempo, el 59%, y por hacer ejercicio físico, el 57%. Sólo el 6% mencionan que hacen deporte porque les gusta competir.
  • Los diferentes tipos de deporte se practican también por motivos claramente diferenciados. Considerando un espacio cartesiano en el que el eje de ordenadas viene determinado por la polaridad competición-aventura/evasión, y el eje de abcisas por la polaridad lúdico/social-ejercicio físico/salud, las diversas actividades denominadas genéricamente como gimnasia así como la natación recreativa, se sitúan en el polo de competición; los deportes de balón y raquetas se sitúan alrededor del polo lúdico/social; y los deportes acuáticos y en la naturaleza, así como el ciclismo, se sitúan próximos al polo aventura/evasión.
  • Los motivos que conducen al abandono de la práctica deportiva, temporal en muchos casos, están relacionados mayoritariamente con la falta de tiempo libre y las crecientes exigencias de dedicación al trabajo y a los estudios. Si se tiene en cuenta que la población española trabaja más horas que la media europea, y que esta tendencia se ha acusado en los últimos años, coincidiendo con el desarrollo económico y el mayor disfrute de bienes materiales, entre ellos la vivienda en propiedad, la escasez de tiempo libre para el ocio deportivo es cada vez más notoria entre amplios segmentos de población. Por el contrario, sólo una reducida minoría del 4%, dos unidades porcentuales menos que en 2000, cita la ausencia de instalaciones deportivas, lo que pone de manifiesto la adecuación de la política de construcción de instalaciones deportivas.
  • El paseo, la recreación en la Naturaleza y el deporte para todos, como formas alternativas de práctica físico-deportiva frente al deporte federado tradicional, son cada vez más practicados y mejor valorados por la población. Ha aumentado en cinco unidades porcentuales el porcentaje de los que pasean con el propósito de hacer ejercicio físico, hasta alcanzar el 59%, paseo que se hace con gran frecuencia, el 80%, al menos dos o tres veces por semana.
  • La práctica de actividades físicas de aventura en la Naturaleza se mantiene estable en torno al 15%, pero es mayoritaria, el 85%, la población que desearía disponer de más espacios de recreación naturales aprovechando los lugares que van perdiendo rápidamente rentabilidad por la crisis de la agricultura y ganadería tradicionales. Las actividades que más le gustaría practicar a la población en estos nuevos espacios naturales de ocio son, por este orden, el senderismo, las actividades de recreación física y de aventura en la Naturaleza, y el golf.
  • El deporte para todos continúa teniendo un cierto atractivo popular como lo pone de manifiesto el hecho de que se ha incrementado en una unidad porcentual el número de los que han practicado en el último año una actividad de este tipo, hasta alcanzar el 28%. Además, muchos de ellos están dispuestos a repetir la experiencia. Una amplia mayoría del 94% del conjunto de la población, practicante y no practicante, considera el deporte para todos como algo bueno y necesario.
  • La mayoría de la población afirma tener al menos una aceptable forma física. Los varones, con un 43%, son los que en relación a las mujeres, el 37%, evalúan en mayor proporción como buena o excelente su forma física. Los residentes en ciudades de tamaño intermedio son los que en mayor proporción afirman estar  en buena o excelente forma física, el 44%, mientras que los residentes en grandes ciudades presentan el menor porcentaje, sólo el 33%. La autoevaluación de la forma física entre los que practican deporte es mejor que entre los no practicantes.
  • Por lo que se refiere a la opinión sobre el deporte que realiza la población española, la mayoría, con el 59%, continúa considerando que es insuficiente, aunque ha aumentado en una unidad porcentual el número de los que lo consideran suficiente, hasta alcanzar el 34%. Ha crecido significativamente el número de los que consideran que los dos motivos principales por los que no se hace suficiente deporte en España son la falta de tiempo libre, el 62%, y la falta de afición, el 44%, motivos ambos que han experimentado un significativo incremento en los dos últimos años. En cambio, continúa descendiendo el porcentaje de los que citan la falta de instalaciones y medios, cinco unidades porcentuales menos que en 2000, hasta situarse en el 38%.
  • Se hacen cada vez más significativas las diferencias en la evaluación de los tres grandes tipos de deportes, deporte espectáculo, deporte federado y deporte para todos. Se incrementa el porcentaje de los que consideran que el deporte espectáculo recibe cada vez mayor apoyo oficial y tiene mayor nivel, y disminuye en más de la mitad los que consideran que debería apoyarse más, sólo el 3%. En cambio, se incrementa el carácter mayoritario, el 61%, de los que consideran que es el deporte para todos el que debería apoyarse más, y continúa siendo también mayoritario, el 40%, el porcentaje de los que afirman que es el deporte que más les interesa, frente al 26% y el 16% de los que manifiestan su mayor interés por el deporte espectáculo y el deporte federado, respectivamente.
  • Los Ayuntamientos, a través de sus Fundaciones Municipales de Deporte, son las Administraciones Públicas percibidas como más cercanas a los ciudadanos en materia de deporte, seguidos a mayor distancia por el Consejo Superior de Deportes como organismo de la Administración Estatal, por los gobiernos autonómicos y, por último, por las Diputaciones.
  • Las instalaciones públicas son las más utilizadas por los practicantes de deporte, el 51%, tres unidades porcentuales menos que en 2000. Crece la utilización de lugares públicos (parques, campo, calles…), el 43%, las instalaciones de clubes privados, el 20%, así como las instalaciones de centros de enseñanza, el 13%. Permanece estable la utilización de gimnasios privados y de la propia casa, el 8% en ambos casos.
  • Las piscinas cubiertas y los polideportivos cubiertos son las instalaciones más deseadas, seguidas de las piscinas y de los polideportivos al aire libre así como de las pistas de tenis y pádel. Ha crecido el número de los que reconocen que cerca de sus casas existen instalaciones deportivas públicas y privadas, aunque continúa siendo minoritaria la proporción de los que las consideran suficientes, el 36%, frente al carácter mayoritario de los que las consideran insuficientes, el 52%, a los que hay que añadir el 7% de los que afirman que no existe ninguna instalación deportiva cerca de casa.
  • La imagen colectiva de las instalaciones deportivas de carácter público ha mejorado ligeramente en los últimos años, aunque queda mucho margen de mejora en términos del personal que las atiende, de la información y publicidad de sus ofertas, y del grado de accesibilidad y cercanía.
  • Los servicios y actividades deportivas municipales que deberían promocionarse prioritariamente teniendo en cuenta las necesidades individuales y familiares, continúan manteniendo el mismo orden que en el pasado: escuelas deportivas municipales, el 56%, los programas de gimnasia para adultos, el 41%, la natación en piscina cubierta, el 32%. El apoyo a equipos deportivos de competición ha disminuido en dos unidades porcentuales, hasta situarse en el 12%.
  • El deporte como consumo y espectáculo de masas mantiene su posición privilegiada como una de las dimensiones más visibles de la vida social, al igual que ocurre en prácticamente todas las sociedades avanzadas contemporáneas. Todos los indicadores analizados apuntan en la misma dirección de posición dominante del gran deporte. Así, por ejemplo, a pesar del retraimiento del deporte competitivo entre las prácticas deportivas populares, continúa siendo mayoritaria la población que desearía que un hijo/a hiciera deporte de alta competición o deporte profesional, el 63%, ocho unidades porcentuales más que en 1990, mientras que sólo al 15% no le gustaría por considerarlo demasiado arriesgado o duro. La popularidad y las elevadas recompensas económicas que alcanzan algunos deportistas profesionales y de alta competición, magnificado todo ello por los medios de comunicación, propician esta imagen positiva y altamente deseada.
  • La televisión y el deporte mantienen su mutua y beneficiosa relación, de tal modo que los programas deportivos, tan frecuentes en las programaciones de los canales públicos y privados, son seguidos con mayor o menor dedicación por la mayoría de la población. Sólo el 24% afirma no ver nunca programas deportivos.
  • La lectura de periódicos y revistas de carácter deportivo continúa estando ampliamente difundida. El 11% lee todos los días prensa deportiva, idéntico porcentaje que en 1990, y el 31% la lee con menor frecuencia. El restante 58% no lee nunca o casi nunca prensa deportiva, al igual que viene ocurriendo en las dos últimas décadas. Dado el incremento demográfico de la población española, el número absoluto de lectores de prensa deportivos ha continuado aumentado, lo que hace posible que cuatro periódicos deportivos continúen estando entre los diez periódicos de mayor tirada y difusión en España en 2005.
  • La asistencia a espectáculos deportivos ha decrecido ligeramente en términos porcentuales pero no así en términos absolutos por el referido aumento de la población en España, aproximadamente cuatro millones más de habitantes en los últimos cinco años. El fútbol continúa acaparando el mayor número de venta de entradas por taquilla, seguido a distancia del baloncesto, motociclismo, ciclismo, atletismo y balonmano. La población que practica deporte asiste con mayor frecuencia a espectáculos deportivos, tres veces más, que los que no practican.
  • El porcentaje de población que es accionista o socia de pago de un club deportivo con equipos en ligas profesionales ha disminuido en una unidad en los últimos cinco años, hasta situarse en el 7%. Dado el aumento de la población general, el número de socios o accionistas, alrededor de los dos millones de personas, es equivalente en términos porcentuales a la registrada en 2000 y en 1990. Por lo tanto, se mantiene estable en la última década el número de socios y accionistas de clubes que cuentan con equipos participantes en ligas profesionales.
  • En el equipamiento deportivo de los hogares españoles, la bicicleta es el artículo más difundido pues el 63% de la población afirma tener una, porcentaje similar al de la encuesta anterior. El balón de fútbol, el 62%, el juego de ajedrez, el 55%, la raqueta de tenis, el 50% y el balón de baloncesto, voleibol o balonmano, el 40%, son los artículos que se encuentran con mayor frecuencia en los hogares. Se ha incrementado también la posesión de tiendas de campaña, los patines, los aparatos de musculación y los aparatos de ejercitación, como consecuencia del aumento del número de personas que realizan actividades en la naturaleza y turismo rural, que patina en las ciudades y que se ejercita muscularmente en su casa. También se registra un incremento en la posesión de útiles de montañismo, equipos de esquiar y palos de golf, y disminuye ligeramente la posesión de equipos de pesca, de buceo y de navegación, de mesa de ping-pong y de moto deportiva.
  • Se confirma la preocupante difusión del doping y productos estimulantes en gimnasios y otros centros deportivos entre practicantes aficionados de deporte. El 48% de la población considera que su uso se encuentra muy o bastante difundido, y el 75% considera que se trata de un problema social muy o bastante grave. La utilización de medicamentos para mejorar la práctica física y deportiva se encuentra poco difundida, el 0,8%, en tanto que la utilización de suplementos dietéticos con idéntico objetivo es un poco mayor, el 2,1%. Entre los deportistas que practican intensamente de modo competitivo, el uso de tales suplementos es sensiblemente mayor, el 12,2%, y un poco menor entre los que hacen deporte intensamente pero sin orientación competitiva, el 4,2%.

 

Este listado sucinto de resultados permite acotar con mayor precisión empírica los elementos de continuidad y cambio que están siempre presentes en todo proceso de cambio social, en este caso del sistema deportivo español en las tres últimas décadas. En la actual fase de modernidad avanzada o posmodernidad en la que se encuentra instalada la sociedad española en la primera década del siglo XXI, el campo social que delimitan el ocio y el deporte también participa, como no podía ser de otro modo, de las transformaciones que viene experimentando el conjunto de la sociedad. En tal sentido, los anteriores resultados ponen de manifiesto que las metas posmaterialistas y posmodernas de vida están cada vez más presentes en las formas que tiene la población española de definir, experimentar y llevar a cabo sus experiencias de ocio y deporte.

Ahora bien, el avance de valores y comportamientos posmodernos no significa ruptura total con los valores y comportamientos predominantes dos o tres décadas atrás. Algunas veces, los estudios sociológicos del deporte no sólo en España como en el resto de los países más desarrollados, esto es, más posmodernos, dan la impresión de que el sistema social del deporte se encuentra plenamente instalado en la posmodernidad y que los valores y comportamientos deportivos que podríamos denominar tradicionales y modernos han entrado en una fase de decadencia y, en algunos aspectos, de desprestigio o de desaparición. Una buena muestra de estas visiones de la sociología del deporte la podemos encontrar en algunas ponencias presentadas en el VII Congreso de la Asociación Española de Investigación Social Aplicada al Deporte (AEISAD) celebrado en Gijón en noviembre de 2002, y que han sido recogidas en un libro titulado Deporte y Postmodernidad (Mosquera et al., 2003).

Bien es cierto que en el campo del ocio y del deporte, como ya señalábamos en la presentación de los resultados de la encuesta de 2000 (García Ferrando, 2001a: 189 y ss.), la fractura y diversificación de los sistemas deportivos, y el declinar de las organizaciones deportivas jerarquizadas y burocratizadas, estaban conduciendo al repliegue del deporte federado y de los clubes deportivos tradicionales, por un lado, y a la eclosión de formas diferentes, con un fuerte componente individualizador, de ejercitarse corporalmente y de hacer deporte, por otro.

Pero este cambio no significa que el deporte de competición, especialmente en sus manifestaciones más elevadas y profesionalizadas de desempeño, haya perdido relevancia social, económica y política. Más bien parece lo contrario, ya que este tipo de deporte goza de un protagonismo mediático tan dominante como el existente en los comienzos de la transición democrática. Y aunque bien es cierto que cada vez son frecuentes las prácticas deportivas realizadas fuera de ámbitos asociativos de naturaleza federada, no es menos cierto que las federaciones deportivas continúan siendo instituciones fundamentales en la gestión del deporte de alta y media competición, sin las cuales resulta difícil imaginar que pudiera desarrollarse el deporte informal y recreativo actual.

Además, la interpretación que se da a las diferencias entre el deporte competitivo y federado y el deporte no competitivo y recreativo, no deja de ser una simplificación de una realidad mucho más compleja, ya que la competitividad y la recreación pueden encontrarse simultáneamente en ambos tipos de deporte. Y es que en principio nada impide que los practicantes de deportes federados, competitivos por la naturaleza de sus propias reglas, también se diviertan y se recreen cuando los practican, y que los practicantes de deportes informales y no federados desarrollen una competitividad tan intensa como los que participan en competiciones federadas. Los practicantes de aventuras de riesgo en la Naturaleza o los que practican las diversas formas de patinaje en entornos urbanos, también con una buena dosis de riesgo por la dificultad de sus deslizamientos con patines y tablas, no son menos competitivos que los que participan en ligas deportivas federadas.

La convivencia del nuevo y viejo deporte, del deporte convencional y no convencional, del posmoderno y del moderno, del que, en fin, se practica y organiza con criterios materialistas y posmaterialistas, siguiendo la interpretación teórica de Ronald Inglehart sobre el avance de la posmoernización en las sociedades avanzadas, es un hecho que ha quedado ampliamente ilustrado con los resultados obtenidos en la presente encuesta de 2005. Una convivencia que va a tener continuidad en los próximos años, y que va a necesitar de otros estudios como el presente o de otros también de naturaleza empírica, para no confundir las interpretaciones ideológicas y simplificadoras de unos comportamientos deportivos cada vez más complejos y necesitados, por tanto, de interpretaciones teóricas y obtención rigurosa de datos empíricos, si realmente se pretende ofrecer criterios de valor a los responsables de las políticas deportivas y de la gestión de las organizaciones deportivas públicas y privadas que estructuran el sistema social del deporte en España.